martes, 31 de julio de 2018

La estupidez al volante

Parece que las noticias sobre atropellos a ciclistas han descendido. Veremos ahora en Agosto, que los noticiarios no tienen nada interesante de qué hablar (sin mundial, ni olimpiadas) y que las redacciones están llenas de becarios, si se vuelve a poner de moda. Por desgracia, sigue habiendo atropellos mortales y es más triste aún leer o escuchar los comentarios al respecto del resto de gran parte de la gente. Triste además por la falta de empatía, respeto y humanidad. Además de eso, hay que sumarle la constante falta de civismo y educación víal que impera en las carreteras españolas. No he recorrido medio mundo en bici, pero me he hecho unos cuantos kms por carreteras francesas y suizas y el nivel español deja muchísimo que desear.

Suelo salir sólo con bastante frecuencia, circulo por el arcén siempre en la medida de mis posibilidades: que no esté llena de piedras o gravilla, que no tenga cristales, falta de arcén, firme en mal estado, etc. Me sorprende que haya cristal por los arcenes, ahora cada vez más las ópticas de los coches son de plástico y estoy segurísimo que a nadie en su sano juicio se le ocurriría tirar una botella de cristal por la ventana, no. Pero esas circunstancias me obligan a ir por la calzada o incluso rodar sobre la línea blanca. Una línea blanca, que a pesar de lo que pueda parecer, no es lisa y complica mucho el pedaleo, haciéndolo inseguro en ocasiones. En carreteras de puertos, o sinuosas, en las que el adelantamiento no siempre es fácil, trato de facilitarlo todo lo posible: haciendo señas al vehículo de que tiene vía libre, incluso subiéndome a la acera durante unos metros, etc. Yo voy más tranquilo si no tengo a un coche detrás de mí durante mucho rato y este vehículo y los que le siguen, no se pondrán nerviosos y terminarán por adelantar de mala manera, así ganamos todos. Igual que uso intermitentes de forma habitual y utilizo los espejos retrovisores, hago lo mismo con la bici, con el brazo para señalizar giros y echando la vista atrás para ver qué tengo por detrás cuando se acerca un cruce o una rotonda. Y no, ni me salto semáforos ni stops ni cedas el paso. Es más, en varias ocasiones yendo en grupeta, algunos de mis compañeros se han saltado el semáforo o el stop y luego me ha tocado "remar" de lo lindo hasta poder engancharme a ellos, cuando lo fácil habría sido seguir en el grupo y escudarme en el "es como lo hacen todos...".

Los comentarios leídos y escuchados son lamentables, con excusas propias de niños rata, gente miserable, gente que parece que lo único que buscan, es la desgracia ajena. Uno de las excusas más frecuentes, es que los ciclistas no usamos los carriles bici y por eso nos atropellan. Me gustaría diferenciar dos tipos de carril bici: el que sí usan los ciclistas, como el que sale desde Madrid y llega hasta Soto de Manzanares. Protegido, con muro de hormigón separándolo de la carretera. Y los carriles bici urbanos que suelen estar en mal estado, pegados a acera, en los cuales te encuentras con carritos de bebé, monopatines, gente andando y demás fauna. Ese carril, es impracticable si lo que quieres es salir en serio a pedalear/entrenar.

Entrenar...esa es la palabra clave. No es lo mismo alguien que se desplaza en bici de su casa al trabajo, o de un punto A a un punto B. No es el mismo caso que el ciclista que sale a hacer deporte más en serio o a entrenar según en plan de entreno. Salvando las distancias, es como a un Usain Bolt le dices que, para entrenar, se ponga a correr por la acera en plena Gran Vía o que a Cristiano Ronaldo le mandes a un campo de barrio lleno de gente a entrenar. Por suerte o por desgracia, el ciclismo no es un deporte que se pueda realizar en serio o entrenar en una bici estática o subido a un rodillo. Necesitas subir puertos, técnica en bajada, saber llanear, aprender a ir a rueda o dar relevos y un largo etcéra de cosas que no se pueden practicar sobre una bici de spinning o un rodillo. Un nadador tiene su piscina, un atleta su pista de atletismo o parque (más o menos frecuentado), un tenista su pista de tennis...pero un ciclista va jodido en ese aspecto, no solo se juega la vida cuando compite, sino también en el día a día. No estoy pidiendo que cierren al tráfico kilómetros y kilómetros de carretera, solo pido respeto al ciclista. Pido que los conductores circulen de acuerdo a la normativa y respeten las normas. Porque estoy seguro que más de uno que tanto critica a los ciclistas que van por carretera, luego se pondrá a ver el Tour o la Vuelta (no menciono el Giro porque parece que cada vez tiene menos repercusión mediática y de las clásicas ya ni hablo) y a comentar si Contador tal o Froome aquello como buen ejperto en la materia.

Las normas..."...es que los ciclistas no respetan los semáforos ni los stops ni nada..." Ah, perfecto, me parece una razón de peso y bien fundamentada para poder ir atropellando en masa a cualquier ciclista que se encuentren por el camino, vía libre. De la misma manera, la próxima vez que vea un conductor cambiarse de carril sin poner el intermitente, o hacer un giro peligroso en mitad de una carretera, o pararse donde no puede molestando al resto de la circulación, o saltarse un STOP, o haciendo una pirula en una rotonda....se le debería de poder matar, se lo tiene merecido. Parece que por que un ciclista, o dos, o diez...o cincuenta se salten un semáforo, TODO el resto de ciclistas hagamos lo mismo. Por esa regla de tres, todos los conductores son unos asesinos borrachos drogados ¿ah?

De esos que cogen el coche drogados y/o borrachos que no ven tres en un burro, mención aparte. No me entra en la cabeza cómo no se considera asesinato. Emborracharse, drogarse y coger el coche después...menudo plan de fiesta!! qué puede salir mal? No le deseo el mal a nadie, o bueno, la teoría es que no debería. Pero por una parte, me encantaría que algún familiar de políticos o jueces fuese aficionado al ciclismo y sufriese algún accidente (vamos a dejarlo en "accidente" y no en "atropello mortal con fuga" como suele ser la gran mayoría de veces) por culpa de otro vehículo. Ahí seguro que tardarían menos de un suspiro en cambiar la ley y endurecerla.

No sé qué tiene una gran mayoría de conductores en la cabeza, o más bien, qué les falta. No hay un día que salga con la flaca que no me cruce con el típico gañán que me pita, o el que me increpa, o el que me pasa rozando sin respetar la distancia de seguridad, o cualquier cafrada. Y encima sin razón, se ve que lo hacen por joder, por odio o yo qué sé porqué. Lo peor es que si realmente es por algo que he hecho mal, te paras y me lo dices y, si realmente he cometido una infracción, me cuidaré de no volver a cometerla por mi propio bien. Ah...que es que no hay pelotas, verdad? párate y bájate del coche y me dices a la cara lo que me tengas que decir. Pero no, me parece que tienes una vida demasiado miserable y eres demasiado cobarde como para eso. Es mucho más valiente pasar a toda hostia a mi lado, pitarme, gritarme cuatro insultos de gañán y salir huyendo. ay, ay, ay....que no te pille más alante cuando estés parado o que no reconozca tu coche aparcado por la calle. Tengo varios defectos entre los cuales está que soy bastante rencoroso y pocas virtudes, de entre las cuales, una buena memoria fotográfica.

Creo firmemente que esa clase de gente, estúpida y descerebrada, tiene una vida pobre y miserable. Creo que tenían una serie de sueños y fantasías para cuando fuesen mayores que no se han realizado, y tienen una vida de mierda y lo pagan con el resto de la gente. Gente despreciable que no tolera ni admite que haya otras personas a las que les guste esforzarse, superarse, tener una vida plena y feliz haciendo lo que realmente les gusta. Esa clase de gente, que a lo único que aspira es a salir a toda prisa de su trabajo, llegar lo más rápido posible a su casa para apalancarse en el sofá y dejar que la caja tonta les siga sorbiendo el cerebro. En el fondo, me dan hasta pena y todo.

No digo que los ciclistas seamos perfectos. Está claro que hay ciclistas que no respetan las señales de tráfico, o ruedan tres o hasta 4 en paralelo, o en mitad de la calzada obstaculizando el resto de la circulación. Y me parece muy bien que se pite en esos casos, o incluso que la guardia civil multe a esos infractores. Pero no por eso todos los ciclistas somos así, ni nos merecemos ese desprecio y actitud agresiva de una buena parte de los conductores.

viernes, 18 de mayo de 2018

Fantasmeando por la 4 Picos de Pontevedra

No, no soy gallego, pero tras muchos años veraneando allí, es una tierra que me gusta muchísimo. Además de eso, el año pasado ya corrí en la versión ROAD de la 4 Picos y este año quería probar la versión MTB. Los de la grupeta de Portela MTB me habían hablado muy bien de esta prueba, así que este año, era la oportunidad de participar. Y puesto que repetir el Soplao este año de lluvias me daba algo de miedo/respeto, la 4 Picos era la opción ideal. Hotel a buen precio, playa a tiro de piedra para que mi pareja no se pegue un tiro de aburrimiento mientras estoy dando tumbos por el monte durante 7 horas y una zona que nos gusta era la combinación perfecta.

Pero no todo iba a ir sobre ruedas. Venía con la cadena tocada de cuando participé en la Maratón Bajo Tiétar y la había cambiado hacía un par de semanas, pero saltaba. Así que para no andar haciendo experimentos de ajustes y demás, decidí cambiar de cassette. Y también seguía saltando. Pasaban los días, y me plantaba a jueves descubriendo, tras varias pruebas, que el problema radicaba en el plato grande (llevo un doble plato) que nunca se había cambiado en los más de 9.000kms que tiene la Ghost. Así que nada, ponte a llamar a todas las tiendas pero resulta que ninguna lo tiene y al día siguiente viaje a Pontevedra. Por suerte dí con una tienda en Pontevedra que sí tenía el plato en cuestión. "resérvamelo!!!!". Así que el viernes, viaje "express" ligerito hasta Pontevedra para llegar a tiempo de recoger el dorsal y dejar la bici en el taller para que me montasen el plato. Porque encima, listo de mí, solo me llevé la dinamométrica para desmontar el plato, pero no el extractor de bielas. Todo un detalle por parte de la tienda El Puerto Bike Workshop, que me cogió la bici nada más llegar y me hizo la operación en el momento.

Llega el sábado y por la mañana, ya me levanto con problemillas estomacatales. No sé qué pudo sentarme mal la noche anterior, que voy al baño completamente descompuesto. No es la primera vez que me pasa, luego durante la jornada me recompongo y listo. Pero hoy no va a ser así. Por suerte la lluvia que caía la noche anterior ha cesado y el día amanece nublado. Termino desayuno, me visto, cargo bici en el coche y para Pontevedra, que he quedado con unos compis de Portela para que me pasen la equipación. Sino, habría ido en bici calentando pues desde el hotel hasta la línea de meta es todo bajada. Pero entre que tenía que recoger la equipación, que aún estaba el asfalto mojado, el clima nublado y que yo no estaba muy católico, no me venía mal ir en coche. Más bien, mi pareja me hacía el favor de pegarse el madrugón y acercarme a la zona de salida, dejarme ahí y volverse al hotel. Todo un detalle por su parte, no sé qué haría sin ella.


Primera vez que veo que una carrera sale desde el interior de un edificio. Todos los cajones y la línea de salida/meta estaban al abrigo del pazo de Congresos de Pontevedra. Todo un lujo. Hacía tanto calor que hasta me quité los manguitos. Así tendrían que ser más de una y dos salidas, en vez de estar penuriando a la intemperie. Mientras que en el Soplao siempre suena "Thunder" de AC/DC, aquí en la 4 Picos suena la banda sonora de Superman, compuesta por el magnífico John Williams. Suena el pistoletazo y empieza a salir la gente. Yo tardo como unos 3 minutos en cruzar por el arco de meta y arranco el GPS. Salida neutralizada por las calles de Pontevedra, en dirección al primer pico: Castrobe. Voy aprovechando un poco el llano para ir adelantando a gente, tampoco en plan "cuchillo entre los dientes", pero tampoco voy a ir frenando. La aproximación se hizo por callejuelas de Pontevedra y las aldeas limítrofes. Pero antes de iniciar el ascenso por pista, tuvimos que hacer frente a varios repechos y sorprendemente, nadie puso pie a tierra. Se redujo la marcha, se hizo algún quiebro, se puso el plato pequeño, algún equilibrio pero nadie puso pie a tierra. Me sorprendió grátamente. Me ha pasado en otras carreras en las que he tenido que poner pie a tierra porque a la mínima, la gente se baja de la bici, ya sea subiendo y bajando y aquí nada de nada. Muy buen nivel tiene la gente por "terras galegas".

Aunque estrenaba plato grande, traté de no usarlo en exceso. Siguiendo los consejos de un par de colegas, no me calenté ni me dejé llevar. Fui controlando el pulso para no ir muy atacado. Por mucha gente que estuviese adelantando, trataba de no dejarme llevar. Y por el otro lado, por mucho que me adelantara un grupo, aquí cada uno a su ritmo y hoy iba solo, así que perfecto, no tenía que preocuparme de seguir la rueda de nadie. Iba con algo de "temor" por el nivel técnico de la prueba. Me había comentado que Castrobe tenía una ascensión técnica, con piedras y más que la preocupación por la parte técnica, me preocupaba el desgaste físico que conlleva afrontar un tramo técnico de subida. Pero nada, pista relativamente ancha, con dos o tres sendas ciclables, era fácil salirte de la senda y pasar a otra para adelantar y llevar tu ritmo. Según nos acercábamos a la cima, se iba notando que soplaba un buen vendaval, pero afortunadamente sopló algo a favor.

Coronamos, afrontamos un tramo algo técnico, lo suficiente como para no poder ir con una mano en el manillar y la otra para comer barrita, así que espero a la bajada. No sé porqué además, se me empiezan a empañar las gafas y no veo ni torta. Así que voy a rueda de uno que me va indicando la trayectoria correcta y según el terreno se va inclinando hacia abajo voy ganando velocidad y se me desempañan las gafas. Bajada rápida, con algunas curvas cerradas y una auténtica gozada. Dejarse caer, ir pidiendo paso, "izquierda!! gracias", "derecha!!!, gracias". Disfruté como un enano. Tras esa bajada, primer avituallamiento que decidí obviar, aunque me tuve que parar pasados unos metros porque andaba preocupado por aquello de llevar los cierres un poco flojos. Revisar cierres, aprovechar para comer la barrita que tendría que haber pillado en la cima de Castrobe y a continuar con la carrera. Engancho con un grupo que me lleva por un tramo de asfalto, callejeando, cruzando aldeas. Me descuelgo un poco en esas bajadas, siempre voy con miedo de que algún gato o perro me pueda salir al paso y chocarme y hacerle daño. Así que bajo con algo de temor.



Transición hacia el segundo pico, Acibal, con unos cuantos repechacos por asfalto. Plato pequeño y molinillo, no merece la pena calentarse. Me adelantan unos cuantos, pero en cuanto la pendiente se vuelve más regular, pillo mi ritmo de subida y vuelvo a poder adelantar a alguno que otro. Ahora los grupos son más pequeños, ya no se oye tanto parloteo, ni te topas con grupetas ocupando todo el ancho de la pista como sucedió en el anterior pico. Esta subida vuelve a ser pista ancha, aunque tiene algunos tramos con fuerte pendiente, de sendero, un poco técnicos. Aprovecho para ganar unas cuantas posiciones. La gente se baja de la bici, pero se les ve avispados porque enseguida se apartan para tratar de molestar lo menos posible a aquellos que suben a golpe de pedal y riñón. En esos tramos siempre se me suben las pulsaciones, y voy con miedo de estar gastando cartuchos. Pero tampoco voy a ir en Z2 toda la carrera, en algún momento me tendré que dar un apretón, no? una cosa es hacerte una subida de 10kms por encima del umbral anaeróbico y otra ponerte un poco alto de pulsaciones durante 200 ó 300mts que será lo que tenga el tramo técnico y luego relajar.

Tras coronar Acibal, una bonita bajada bordeando el embalse de Pontilón do Castro y desde allí por pistas, senderos y cruzando aldeas hasta llegar a Pontevedra. La bajada muy disfrutona y tranquila, aprovechando para comer y reponer. Llegamos al Lérez, y desde ahí hasta cruzar el pazo de congresos. Personalmente, no fue muy buena idea que los que hacíamos la larga cruzáramos otra vez la línea de meta. Porque fue pasar y empezar a tener pensamientos de "joder, y ahora otra ración de lo mismo", "...y lo bien que estaría ahora parando y terminando la carrera...". En fin, toda clase de pensamientos nada positivos. Nada más cruzar meta empecé a encontrarme mal físicamente. Y no, no era psicológico. Empezaba a notar calambres en el estómago, apenas me entraba la comida. Conseguí engancharme a un grupo para salir de Pontevedra pero en cuanto pillaba algún repecho o alguna subida un poco larga, perdía fuelle y no podía seguirles. Del mismo modo que llegamos al pazo bordeando el Lérez, salimos de Pontevedra por una pista peatonal que bordea el Lérez desde la otra orilla. Un paraje precioso, cascadas, piscinas naturales. Una lástima que estuviera realmente jodido como para disfrutar del entorno. Los calambres del estómago fueron a más, y ya empecé a buscar un sitio apartado en donde poder hacer un "Dumoulin". Menos mal que en la mañana sospechaba que algo me podía pasar y me llevé un poco de papel.

En fin, tras aligerar y desaparecer los calambres, continué con la marcha. Volví a recuperar ritmo, pero débil, sin poder apretar ni recuperar el ritmo que llevaba antes. Nada más salir de Pontevedra se iniciaba la subida al tercer pico: a Fracha. Un pico que se me hizo durísimo, repechos muy fuertes cruzando aldeas. Falsos llanos, falsas esperanzas tras largas subidas en donde parecía que se terminaba, pero no, era a lo mejor una bajada de 1 ó 2 kms y luego se volví a escalar más kms y más desnivel. Entre lo mal que estaba, que apenas me entraba comida y el coco que no me iba, este tercer pico fue una pesadilla. Tras unas duras subidas técnicas en la que era como un walking dead y me adelantaba todo el mundo, a lo lejos se percibía el polígono d'O Campiño en donde se encontraba el avituallamiento. Apenas pude beber unos vasos de coca cola y comer algo de fruta. Por suerte el estómago parecía estar bien, pero el pajarón ya empezaba a ser importante. El estómago vacío desde Pontevedra y sin comer nada...me pasaba factura.

Tras dejar el avituallamiento, y en contra de lo que esperaba, aún quedaban unso 3 kms de subida que se me iban a hacer eternos. Tuve un espejismo, o un momento de recuperación física ya que en la bajada me ví bien, cómodo, con reflejos. Enganché con un grupo de unos 7 corredores bajando pero no me gusta ir a rueda bajando, así que dejé unos metros de espacios. Unos pocos metros que dos gañanes aprovecharon para colarse justo antes de entrar en un sendero. Y justo a los 50mts de entrar al sendero, zas!!! uno de ellos al suelo. Pero encima una caída super tonta. No me reí porque está mal reirse de las desgracias ajenas, pero ya le vale. Más adelante estaba su compañero y le avisé de la caída sin gravedad de su pareja. Yo mientras tanto no perdía de vista al grupo al que me había enganchado y tomamos una pista de llaneo bajada en el que yo iba a rueda lo que me permitió recuperar. Aproveché para comer un poco y bien, creo que fui recuperando. Creo, porque nada más llegar al cruce sobre la AP9 empezaba la cuarta y última subida al pico Xaxan en donde volví a penuriar.

Las primeras rampas eran como en la mayoría de los picos, repechos duros y de asfalto que cruzan aldeas y ahí el grupo se me fue. No me iba a hacer nada bien seguirlo, el ir a rueda ahí no favorecía e iba a desgastar mucho de cara a la ascensión. Así que plato pequeño a seguir a mi ritmo. Por suerte durante esta última subida no perdí muchos puestos, incluso fui capaz de adelantar a alguno que otro. Me chuté unos cuantos geles, era el último pico y el estómago ya iba más o menos bien así que decidí aprovechar. Los rampones por asfalto pasaron a ser rampones por pista en donde conservar la tracción de la rueda era más complicado y suponía un poco más de desgaste físico. En cuanto había un ligero llano o bajada, aprovechaba para bajar piñones todo lo que pudiera para no perder velocidad. No estaba para esprintar, pero quería perder el mínimo tiempo posible de cara a los que pudiesen venir por detrás, o quien pudiera ir más flojo que yo por delante.



Ultimo avituallamiento cerca de la zona del parque natural de Corretondo en donde tuve que volver a parar. La subida hasta este avituallamiento me había matado. Mucho repecho fuerte y por no poner pie a tierra, quizá me había desgastado de más. No quería poner pie a tierra por lo que pudiera pasar. No andaba yo muy fino de cabeza y me daba cosa poner pie a tierra, y darme la vuelta. Así que no, había que seguir dando pedales, aunque fuese pisando huevos. Aproveché para mirar el móvil, los mensajes, escribir a mi pareja para decirle que todo mal, pero que terminaba. Tras unos vasitos de coca-cola y trocitos de Donut, volví a emprender la marcha. Pista ancha, falso llano hasta cruzar una carretera y ver en ese punto como el trazado de vuelta pasaba a escasos metros. Falsas esperanzas, no iba a ser tan bonito, aún me quedaban unos kms hasta volver a pasar por ese punto de bajada. Quedaban unos 5kms, con vistas a una zona por la que llegaba un frente nuboso que tenía pinta de traer lluvia, pero tampoco andaba yo con muchas fuerzas como para forzar. Incluso tuve que poner pie a tierra. Empecé subiendo bien, con buena cadencia, pero me daba la sensación de no estar avanzando, iba subiendo piñones hasta casi engranar el más grande, sin que el desnivel de la pista lo requiriese. Pero iba tan flojo que no podía más. Encima viento en contra, lo tenía todo. Así que tuve que poner pie a tierra, respirar hondo, tomarme el último gel que me quedaba, y volver a emprender la marcha hasta terminar por coronar el Xaxán, un pico bastante pelado, sin mucha vegetación, azotado por el viento. Pero por suerte, el tramo final de subida era con viente algo favorable, al menos para dejar de penuriar.

Por fin coroné el pico, con una pareja por delante que se daban la mano de alegría por haber coronado juntos y haber terminado la prueba. Lo que quedaba ahora era todo bajada, así que lo complicado ya había pasado. Aun quedaba un par de falsos llanos, pero era momento de dejarse caer y tratar de recuperar todo el tiempo perdido en la subida. Logré adelantar a bastante gente en la bajada. Algunos se veían cansados, bajando muy torpemente por zonas que no eran muy complicadas. Se nota el cansancio cuando bajas con la MTB. Yo me dejé caer literalmente, logrando adelantar a alguno que me había doblado en la subida previa. Me iba alegrando por momentos. Llegamos a Pontevedra, cogiendo algunos senderos entre huertos y aldeas y hasta llegar a la circunvalación que discurre al borde del Lérez. Veía un grupo a lo lejos y me puse a intentar alcanzarles, pero les ví que tomaban un desvío que no era el correcto. Al pasar por ahí les grité que iban mal y yo seguí a lo mío. Apreté los últimos kms de calles por Pontevedra, aunque justo llegando al pazo de congresos, un puto semáforo que se puso en rojo. Siempre respeto los semáforos cuando voy en bici, pero estando en carrera, me lo iba a haber saltado, de no haber sido porque justo al otro lado de la calle había una pareja de municipales. Puta mala suerte!!! Echaba la mirada atrás, pero nadie me seguía. Se puso en verde y arranqué todo lo rápido que pude para lograr entrar en meta solo.

Balance general: carrera preciosa, un trazado chulísimo. Puro MTB con tramos para disfrutar y descansar. Creo que si no hubiese tenido los problemas estomacales, habría podido disfrutar más y quizá rebajar unos 15/20mins de tiempo. Me la apunto para el año que viene. También, suerte tremenda el no haber pillado lluvia durante la carrera, y que lloviera un poco la semana anterior y quedara el terreno con el grip perfecto. Una carrera muy muy recomendable. Por último, como siempre que hago una carrera fuera de Madrid, agradecer el inestimable apoyo de mi pareja, siempre dispuesta a llevarme o a recogerme en donde sea.


lunes, 26 de junio de 2017

Flaqueando por Pontevedra - 4 picos Road

Primera cicloturista/marcha con bici de carretera desde que estrenara la flaca allá por Agosto del año pasado, bueno, técnicamente fue Agosto, en la práctica, fue Septiembre del año pasado, en tierras andorranas. La verdad es que fue un buen estreno, recorriéndome todos los puertos del pequeño principado. Y como Galicia parece "a miña terra galega" y me tira tanto, la primera ciclo iba a ser en Pontevedra, la 4 Picos Road, que discurre por los montes que rodean la ciudad con un trazado precioso que empieza y termina bordeando la costa de la ría, para adentrarse en la zona de montes de más adentro. Y es que esa es una de las combinaciones que más me gustan del ciclismo, tanto en montaña como en carretera, el poder pedalear por el monte y divisar a lo lejos el mar, no existe una sensación más bonita.

Se trata de una marcha de 140kms y unos 2700mts de acumulado repartido en 4 picos. Bueno, la organización dice que son 4 picos, pero viendo el perfil, son más bien 5 picos. La marcha es marcha, sin tiempos, aunque hay algunos tramos cronometrados, de entre los cuales la última ascensión al pueblo de A Escusa, en lo alto de Pontevedra. Fue final de etapa en una edición de la vuelta y menudos rampones que tenía. Me iba acordando del 28 y que un 32 no me habría venido nada mal. Pero bueno, el 32 es para cobardes!! Ya bastante con que no me depilo, como para encima llevar un 32...me echan de todos los grupos de whatsapp por globero, jajaja.

Alojamiento rural en Poio, que a priori tenía  buena pinta, pero luego vimos que el desayuno no tenía nada que ver con las fotos que vimos en booking, y a la hora de pagar, jugarreta de los dueños, dificultades para pagar con tarjeta...un follón vaya. Pero la habitación muy bien y muy espaciosa, era como un pequeño bungalow, incluso con una hamaca dentro de la habitación. No tuvimos ningún problema para meter la bici, así que perfecto. Sábado día fantástico de playa. Y para el domingo, el problema fue que el desayuno no lo servían antes de las h, y yo quería salir del hotel para Pontevedra no más tarde de las 8h15, así que tocó llevarme desayuno para comerlo en la habitación (la historia de siempre). Desayunado y listo y despidiéndome de la jefa que se quedaría un rato más durmiendo y luego disfrutando de la playa, yo me voy para Pontevedra calentando, previo paso por una gasolinera para rellenar bidones con agua bien fría.

Ni punto de comparación con otras carreras en las que llego, busca sitio para aparcar el coche y todo el follón. Llegar en bici, con el dorsal ya recogido del día anterior es un valor añadido que te da tranquilidad y calma. Lo único que me hacía falta, era un hueco para mear. Una cafetería justo al lado de la salida me serviría, infestada de ciclistas, no se iban a dar cuenta si estaba consumiendo o no. Y ya todo listo, me voy para el cajón. Indicaciones previas de la organización: es una marcha cicloturista, no es una carrera, recorrido con tráfico abierto, organizado por Guardia Civil y moto-vuelta, además de protección civil. Respetad las normas de tráfico y todo eso. Aunque un 90% de la marcha discurriría por carreteras secundarias...incluso menos, lo cual favoreció que apenas hubiera vehículos.

Arrancamos muy tranquilamente, siguiendo el coche de director de carrera con Oscar Ferreiro, Javi Noya y demás invitados liderando el pelotón. Me voy amoldando a circular en pelotón, encontrando mi hueco sin molestar. Salimos de Pontevedra hacia Marín, circulando por la carretera de costa, preciosa, viendo un montón de calitas. Mucha envidia de mi novia, que pasaría gran parte de la mañana en la playa, arrepintiéndome de haberme apuntado a la carrera, pudiendo estar ahí tirado. Pero bueno, sarna con gusto no pica. Intento cargar la altimetría, pero debe de estar mal diseñada porque marca todo llano, así que nada...a disfrutar de la carrera, como dicen algunos. El problema de no conocer la ruta es que en las primeras subidas no sé si son simples repechos o ya es el puerto, con lo que a cada repecho que nos vamos encontrando, meto plato pequeño para dosificar. Pero no soy el único en hacerlo, con lo cual no retraso a nadie. En otros repechos que sí veo su fin, mantengo el plato grande y me pongo de pie, dando unas pedaladas, llego a la cima y sin mayores problemas.

Tras una zona de repechos cruzando Marín y sus cercanías nos metieron para el primer puerto. Además que el coche que iba abriento carrera avisó por megafonía, todo un detalle. Sería el primer y único pico que oiría el aviso, ya que me imagino que los de alante pondrían ritmo fuerte y ya no volví a ver el coche. Primeras rampas con un fuerte desnivel, plato pequeño y de pie para tratar de no tirar mucho de riñones, pero a ritmo descansado. No quería dejarme llevar por la gente. Una subida a la sombra, con poco sol, pero yo estaba sudando por la humedad. Como a mitad de subida, el desnivel se relaja y ya se puede ir sentado, incluso engranar el plato grande hasta llegar al primer avituallamiento de la mañana, al borde del lago Castiñeiras. Un sitio muy bonito. Un poco de isotónico frio, relleno los bidones de agua...qué fácil es rellenar un par de bidones frente al engorro del Camelbak. Me disponía a salir, pero ahí estaba el coche de cabeza, haciendo parada, para que saliéramos más o menos organizados y atenerse a los horarios de paso por los pueblos.

Ahora bajamos en dirección a la AP9 que cruzamos por encima y tras un descenso con algunas curvas en el que fui solo. Otro de los temores que tenía era hacer una bajada en pelotón. En llano o subida hay más margen de maniobra, pero bajando a 60km/h...no hay tanto. Pero bien, curvas enlazadas, sombra pero sin humedad en el firme, cruzando algunas aldeas con ojo a que no saliera ningún perro o gato y ya llegamos al llano tras cruza la AP9 en la zona de Cimadevila y O Pazo. Ahí sí que hice grupito con cuatro compañeros de carrera. Unos pocos relevos hasta que iniciamos la subida al segundo pico. Aquí, otra vez más sin altimetría, iría un poco en modo conservador, controlando que el pulso se mantuviera en torno a las 150 hasta que llegamos al polígono industrial de O Campiño. Con una subida bastante tranquila, con algún repecho puñetero que otro, pero nada grave. Durante la subida, alguna que otra moto de la organización un poco flipado, tumbando, revolucionando la moto. Supongo que lo bueno de "cortar" la carretera para las bicis, es que también lo tienen las motos, no? En fin, llegamos al polígono y tras rellenar bidones y pillar un poco de fruta, me dispongo a salir, pero una moto patrulla de la GC nos para y nos dice que vamos a formar grupo. Bueno, pues mejor. 

Iniciamos la bajada por una carretera bien ancha, rotondas cortadas por los voluntarios de Protección Civil y curvas amplias que nos permite bajar en torno a los 60/70 km/h. Una buena y larga bajada hacia As Pontes, con alguno que otro a mi rueda. Conseguimos alcanzar a algún que otro participante suelto. Yo iba dejándome caer, pedaleando de vez en cuando, pero sin llegar a calentarme ni desgastarme más de la cuenta, que la subida que tocaba ahora hacia el tercera pico tenía miga. Y justo pasado As Pontes, cruzando el rio Lérez, empieza una de las zonas más duras del recorrido. Los primeros kms cruzando una zona residencial con unas casas espectaculares: setos cortados al centímetro, casas preciosas de piedra, cristaleras, piscinas...buena zona para vivir. Y casi sin darme cuenta, empieza una zona de contínuos toboganes, repechos lo suficientemente suaves como para poder hacerlos a plato, pero que desgastan lo suficiente como para preferir hacerlos con plato pequeño y conservar fuerzas para lo que aún queda de marcha, que "solo" llevo unos 60kms y aún queda por hacer el doble. 

En uno de esos falsos llanos y toboganes, diviso a lo lejos un grupo de 5 ciclistas y me pareció buena idea ir con ellos para afrontar la subida a este pico y medio, que según la organización, la subida hasta Armonda. Metí plato grande y apreté un poco, aprovechando la inercia en los repechos y poco a poco me fui acercando, controlando las pulsaciones. Finalmente consigo conectar con el grupo y cuando levanto el pie, de repente me sale un tio por detrás haciéndome la seña del pulgar hacia arriba y dándome las gracias. Cuando quiero darme cuenta, giro la vista hacia atrás y veo un grupo de 10 ciclistas a rueda. Pero bueno, tampoco me he desfondando tirando del grupo, así que no me importa demasiado.

El resto de la subida hasta Armonda se hace tranquilamente, plato pequeño, piñones intermedios, adelantando a gente, bien por el arcén que ahí ya estábamos en carretera de tráfico abierto. Aunque como digo, no sé si porque la gente de la zona sabía que había marcha por determinadas carreteras, o porque no suele haber mucho tráfico por esa zona, pero pocos coches nos cruzaron, lo que es de agradecer. Eso le daba un toque de tranquilidad a la marcha que agradecí muchísimo. En esos momentos empezaba a notarme un poco fatigado, e incluso las barritas me estaban empezando a sentar mal. No sé si tendré que cambiar de marca o qué, pero tuve ciertos kms con algún que otro "pedo mal tirado", que tuvo fácil solución.

Coronamos Armonda y bajada hasta Moraña. Al principio fui solo, cruzando unas pocas aldeas, pero enseguida se hizo un grupito de 5 y me puse a cola, a vivir... Eso de bajar sin tener que dar pedales es una gozada que rara vez se da en el MTB. Es una de las cosas buenas de la carretera. Avituallamiento en Moraña, y una gasolina al lado a la que me acerqué a coger papel por si acaso "me picaba un bicho" durante el resto de la ruta. Y ahora tocaba la "verdadera" subida al tercer pico: Acibal. Una subida de unos 4 kms con un par de kms durillos, pero con buen firme. Aquí igual, fui adelantando poco a poco. Pero lo que peor me sentó, fue ver cómo el coche de Froiz iba subiendo a los suyos a golpe de acelerador y brazo en la ventanilla. Para eso que se hubiesen dado la vuelta en Filgueira para hacer la versión de dos picos. No es una carrera, vale, no me parece algo justo. Es como si cojo y hago la marcha con una eléctrica.

Estuve tentado durante de la subida de parar un momento a aligerar, pero ni había sitios lo suficientemente discretos para "obrar" ni tampoco estaba tan mal, solo un poco molesto, así que decidí tirar. Tras coronar Acibal e iniciar la bajada hacia Filgueira para luego dirigirnos hacia Pontevedra, en los primeros kms de bajada, otra vez el coche de Froiz adelantándome ahí justito. Ni estamos en carrera ni entiendo la prisa que podía tener, había más hueco alante para adelantarme correctamente. O si incluso me hubiese pitado como lo hacían las motos en ocasiones durante los primeros kms, me habría apartado aún más al borde (no es que fuese por medio y medio tampoco), pero habría hecho por facilitarle el adelantamiento.

Bajada larga y recuperadora hacia Pontevedra, no sin antes parar en una fuente a rellenar bidones. No venían muy vacíos de cuanto paré en Moraña, pero tampoco sabía lo que me esperaba más alante y preferí cubrirme las espaldas. Qué fresquita estaba el agua!!! Continúo la bajada hacia Pontevedra, dando cuenta de alguna barrita que me quedaba y viendo los geles que llevaba conmigo. También aprovecho para soltar pies de los pedales. No sé si del calor o de las calas, pero me dolían horrores. Luego charlando con otra gente, ví que era algo ¿"normal"? aunque no debería. No sé si tocará ir al biomecánico o qué... Quizá el excesivo calor que hacía me recalentó los pies? no sé, pero luego en la subida a Escusa sufriría de lo lindo más por los pies que por el propio cansancio.

Cruzamos Pontevedra, parada en un avituallamiento, el penúltimo de la marcha en donde aprovecho para pillar algo de isotónico. Cómo pega la solana, por Dios!!! Iniciamos una subida corto por repechos cruzando un polígono, son ya las 14h pasadas. Y ya me empieza a abordar la preocupación por la vuelta a Madrid, llevar el coche, el cansancio de tener que conducir, tras la carrera me tocará ducharme, comer, etc, etc. En principio son pensamientos que no deberían de abordarme en mitad de una marcha, pero no puedo evitarlo. Para la próxima carrera fuera de Madrid, habrá que pedirse el lunes de vacaciones.

Y tras cruzar unas pocas aldeas, mirar hacia atrás para confirmar que nadie me sigue, paso por encima de la alfombra del chip, 7,7kms de subida  hasta el pueblo de Escusa. Puerto principal de la ruta. Según ví en la altimetría de la ruta, tenía unos cuantos tramos jodidos, con porcentajes del 10% o superiores. Unos pocos repechos al principio, pero se suaviza haciéndome temer lo peor: si el porcentaje que nos dan de media es alto y ahora estoy llaneando e incluso bajando, lo que me espera va a ser de aupa. En comparación a la ascensión del anterior pico en donde nos dio la solanera durante la mayor parte del trazado, esta subida a Escusa se hace relativamente en la sombra, aunque el calor aprieta. Me echo unos chorros de agua por la cabeza y cogote, algo que no acostumbro a hacer en la bici. Algunos espectadores en un par de curvas fuertes nos animan y aplauden. Voy contando los kilómetros y metros, no sé si es peor o mejor ver lo que llevas/te falta por llegar arriba. Los pies me están matando. Veo a un participante más alante que se echa agua y pruebo, mal no me hará. Me refresca un poco y me dan algo de tregua. Pero hasta en dos ocasiones tengo que poner pie a tierra para descansar, me duelen tanto que apenas puedo pedalear. Vacío uno de los bidones y continuo, ya sin parar hasta el final tras cruzar el pueblo con unos rampones de la hostia. Debió de hacer pupa esta subida en un final de etapa de la vuelta.

Arriba, en plena solanera, está el último puesto de avituallamiento. Creo que llego a zamparme media sandía. Estoy fundido, pero no por el cansancio físico (que también), sino por el calor. Dejé la bici apoyada en unos cubos, al sol, y el GPS llegó a marcar 45grados. Ni a la sombra de la carpa se nota sensación de frescor, así que me meto un par de vasos de isotónicos para el buche y decido tirar para abajo. Ya es todo bajada llano hasta Pontevedra, ya está hecho!!

Una bajada de unos 10kms hasta llegar a la zona de Chancelas. Una bajada espectacular en donde engancho a un chaval de la zona, de Pontevedra y charlamos un poco. De haber ido solo, me habría parado en uno de los miradores que había en la bajada, se podía ver toda la ría de Pontevedra, con Marín al fondo, toda la zona del puerto militar, y en la orilla más cercana, Combarro. Una maravilla de vistas. Continuamos la bajada hasta la carretera de la costa, charlando tranquilamente, sin coches que nos molesten. Y ya al llegar a la costa, nos ponemos en fila india, voy tirando que él va jodido y no puede apretar mucho. Gracias a Dios, viento a favor, por lo que los 30/35 km/h se cogen sin problemas, pero mi compi no anda tan fresco (yo tampoco es que estuviera a tope) así que relajo un poco. Apenas faltan 10kms, así que vamos a ir juntos y cuando uno va jodido, 10kms puede ser una eternidad, así que no está de más echar una mano. Un viejo nos sale al paso con su coche, saliendo de una intersección...frenazo en seco quedándome a escasos metros de él, que me mira con cara de gilipollas. Debió de pensar "pues como este amable ciclista frena, voy a salir". En fin, ya sabemos quién suele ser en su gran mayoría los responsables de atropellos: viejos o borrachos/drogados.

Y ya por fin entramos a Pontevedra, a la avenida Montero Rios, habiendo terminado relativamente "fresco". Contento, con buenas sensaciones. Quizá repita el año que viene, cogiéndome el lunes de fiesta, sin duda. La vuelta a Madrid sería durilla. Mil gracias por el apoyo de mi chica, que fue con el coche de aquí para allá, para que tuviera transporte hasta la zona de las duchas. Y que luego se tragó el 90% del viaje de vuelta a Madrid porque servidor estaba inconsciente. Apenas llegué a pasar Orense sin quedarme dormido al volante.

domingo, 19 de febrero de 2017

Fantasmeando por Torrelaguna - Rotor Big Race

El nombre de esta carrera no ha hecho honor a la edición de este año. Ya llevaban varios años organizándola, con fama de ser una carrera dura, técnica, larga, con bastante desnivel acumulado. Este año iban a ser 76kms y unos 2800mts de acumulado. Repito "iban a ser", porque al final debido a problemas con Medio Ambiente, tuvieron que meterle tijeretazo al trazado para pasar a ser una simple prueba de 50kms y 1200 mts de desnivel y bastante pistera.

Partiendo de la forma que logré en Andorra, y los entrenos con la flaca, este año iba con un poco más de forma. Y por eso me lancé a apuntarme a la Rotor. Pero el ritmo de vida aquí en Madrid no es el mismo, al menos no para llevar el mismo ritmo de salidas. Aunque el rodillo es un buen sustituto y en breve las horas de luz darán un poco más de margen para echar al menos una horita por la tarde. El caso es que según se acercaba la fecha, iba cada vez más intranquilo y menos seguro de poder terminarla dignamente, así que el hecho de que recortaran la carrera no me vino tan mal.

En la edición de este año iba a coincidir con dos colegas, Alvaro y Edu. El plan para "aclimatarnos" a la altura, era pillar un hotel en Bustarviejo y así no tener que pegarnos el madrugón el domingo. Este año la novedad era que estoy federado, sí señor!! con la licencia gallega eso sí. Eso me supuso unos 10€ de ahorro, poco a poco la iré amortizando. El sábado llegamos a por los dorsales, pero el mio no pude recogerlo porque cuando me apunté, lo hice como "no federado", así que tenía que esperar al día siguiente a hablar con los jueces de la Federación Madrileña de Ciclismo y que me devolvieran la pasta del seguro del día. Así que nada, eso suponía que el domingo tendría que plantarme media hora o más antes en la zona de salida para tramitar todo esto, mientras que Edu y Alvaro podrían disfrutar de esa media horita extra de sueño y la tranquilidad de no tener que hacer colas ni nada. Como siempre, yo y mis líos. El sábado cenamos en una pizzería por Bustarviejo y la cama...juntos pero no revueltos.

Domingo de buena mañana, empiezo a despertarme sobre las 5h30, 6h...me cuesta conciliar el sueño. No sé qué pasa, pero cada vez voy más nervioso a las carreras. Nervioso por acabar bien, por que no me dé el pajarón (que últimamente llevo varias salidas de fin de semana volviendo a casa con pájara con retraso). La reserva del hotel fue solo pernocta, sin desayuno, así que enciendo la luz de mi mesita, para evitar despertar en exceso a Alvaro, me siento en el borde de mi cama y desayuno intentando no hacer mucho ruido. Visita al baño, y empiezo a cargar el coche. Por suerte el trayecto hasta Torrelaguna no tiene tráfico y llego bien a Torrelaguna. Aparco no muy lejos del polideportivo y solo tengo que esperar a dos personas en la cola de incidencias. Vuelvo al coche ya con el dorsal, preparo todo mientras llegan y aparcan Alvaro y Edu. Dudas sobre qué ropa llevar. Veo gente que va de largo completo, otros valientes de corto. El día ha amanecido soleado, pero hay bastante viento y frio. Me he dejado los manguitos en casa (nota para próximas carreras: no abultan nada y no cuesta nada llevarlos por si acaso), así que opto por la combinación de corsarios, camiseta térmica de manga larga y la Gabba2. Y entre qué me pongo, o qué no me pongo...se va acercando la hora de la salida y tenemos que salir echando chispas hacia la plaza del pueblo de donde se sale.

No somos muchos, unos 400 y pico participantes, así que cabemos más o menos todos en la plaza. Ahí estamos los tres, casi al final del pelotón. Cruzamos la plaza y veo a Cédric Gracia, le saludo en francés y el tio se queda un poco pensando "y éste quién es? pero si me saluda en francés igual me conoce" así que me devuelve el saludo amablemente, jejeje. Ya crucé unas palabras con él cuando estuve en Vallnord el año pasado y el tío es muy majo y simpático. Aunque estaba ahí en medio del cotarro de la Copa del Mundo, con más gente saludándole, el tío tuvo la educación de mantener una breve charla conmigo. Y nada, ahí estamos Edu, Alvaro y yo ya colocados, esperando al pistoletazo de salida. Ahí por delante deben de estar Hermida, Coloma, Trujillo y todos los pros del pelotón, que para ellos 50kms será poco más que un paseo o un calentamiento.

Arrancamos!!! la salida es por las calles del pueblo, algunos giros y frenazos, pero voy progresando. Alvaro sale como un tiro e intento seguirlo, pero no quiero cometer el error de la Madrid Segovia, así que siguiendo los consejos de Edu, mejor ir dosificando y darlo todo el final, que al revés. Pero bueno, tampoco voy a ir pisando hormigas y pongo un ritmo vivo. Vamos adelantando a la gente de la cola del pelotón. Ya van varias carreras que salgo de atrás y hombre, tiene el problema que no puedes salir a tu ritmo, o incluso pillar un grupo que vaya a tu velocidad; pero tiene la parte positiva que no te calientas la cabeza, coges tu ritmo, sin fijarte en los demás y vas adelantando en mayor o menos medida.

Salimos del pueblo, Alvaro sigue a lo lejos aún le veo, pero imposible seguirle. Edu y yo vamos adelantando a gente como buenamente podemos. Algunos giros para salir del pueblo, ligeros frenazos y tapones para evitar charcos, incluso saliéndonos del camino incluso. Pasados los primeros kms, el grupo ya se va estirando. El trazado sigue discurriendo por pista y es sencillo adelantar, o incluso ir en grupo. Con toda la confusión del principio, pierdo a Edu de vista. Echo la mirada atrás un par de veces, pero no le veo. Lo más seguro es que me haya adelantado en algún momento de confusión, así que tiro para alante. Aprovecho algunos llaneos y bajadas para bajar piñones y a lo lejos, me parece divisar la inconfundible silueta de Alvaro XDDD.

Consigo conectar con él en una bajada. Típica bajada de pista ancha, pero muy rota, con dos o tres trazadas posibles. La mayoría del pelotón yendo por la más obvia, pero para adelantar, hay que elegir la otra, la "complicada" que consiste en un pequeño paso de rueda cortado por varias zanjas creadas por el agua. Toca tirar de manillar para salvarlas y no irme de bruces por delante de la bici. Me he quitado de encima un buen grupo. Termina la bajada y al llegar al llano, levanto el pie para esperar a Alvaro. Desde aquí iremos juntos hasta empezar la subida a Patones de Arriba. Nos vamos dando relevos, nos metemos en grupos, tomamos la iniciativa de algún grupo y así pasamos por el primer avituallamiento a 25 km/h de media. En las subidas me quedo un poco, voy con cierto miedo a darlo todo en la primera subida de turno y quedarme penuriando el resto de la carrera.

Tras pasar el primer avituallamiento, me pongo a su rueda y seguimos avanzando, hasta enganchar con un grupo, ayudados por el viento que tras ese giro nos pilla a favor. Enganchamos ese grupito que nos lleva por una corta subida a uno de los senderos que van por encima de las tuberías del Canal. Un sendero con dos vías practicables, le chisto a Alvaro, nos salimos del grupo, y voy tirando hasta que llegamos a la primera subida importante de la carrera que nos llevará a Patones de arriba. Allí relajo el ritmo, quizá podría haber aguantado el suyo, pero prefiero no agotarme tan pronto. Así que plato pequeño, bajo unos pocos piñones y como me decían en Andorra, "chano chano" y voy subiendo a mi ritmo. Alvaro por supuesto, va fuerte y le pierdo. LA subida son unas pocas zetas, en ocasiones con bastante inclinación, algunos tramos con hormigón roto, gente animando, que eso siempre ayuda. Aún yendo a mi ritmo, voy adelantando a unos pocos, así que no voy tan mal.

Termina la subida y entramos en una zona de llano, bajada, falso llano que tras una peligrosa bajada por pista nos lleva a la carretera que sube a Patones de arriba. Como siempre en las bajadas, suelta freno y mete plato. Voy avisando en los adelantamientos por dónde voy a rebasar, para que no me hagan ningún cambio de carril por sorpresa. Llegamos a Patones, nos desvían por un sendero que va a lo largo del arroyo Patones y ahí toca desmontar. Hay un paso técnico, unas escaleras que subir, unas cuantas rocas no muy ciclables y bueno, toca tapón. Aprovecho para descansar un poco, que no viene mal, recuperar un poco el aliento. Salvamos la zona técnica y cuando considero que ya puedo empezar a pedalear, me subo a la bici y a tirar. Por suerte, algunos aún siguen a pie y consigo adelantar algunos puestos. Las zonas técnicas siempre desgastan más, tienes que controlar las fuerzas para no patinar, mover el cuerpo para balancear la bici. Y te entra la duda de "¿aprieto para pasar la zona pedaleando y adelantando?" o "¿sigo andando hasta llegar a una zona más ciclable?" A pedalear!!! que hemos venido a competir.

La subida desde Patones no es muy larga y tengo a la vista a dos que intento alcanzar para tener una bajada un poco más libre. Al primero consigo adelantarlo, pero al segundo no y me toca ir detrás de él frenando en gran parte de la bajada. Una bajada algo técnica, un sendero hundido en un reguero, que en algunos tramos no te permite dar pedales porque las bielas tocan contra el suelo, así que hay que mantener la velocidad lo máximo posible, lo que significa tocar el freno lo mínimo posible. Y el que llevo delante clava el freno en cada curva, incluso derrapando. PEro es que no hay forma de adelantarme. Y lo que me preocupa es la gente que me pueda venir por detrás. Pero por "suerte", tuvo un ligero toque con la biela en uno de los lados del reguero, fue dando tumbos de lado a lado como una pelota en un pinball y se fue al suelo. Una caída aparatosa pero nada más. El caso es que ahora tenía vía libre para bajar a mi ritmo. Más adelante el sendero va ganando inclinación y desaparece el reguero para convertirse en un sendero más "llano", aunque no le faltan piedras, trialeras y algún que otro salto.

Voy en la gloria, adelanto a un par de ciclistas más que me dejan paso muy amablemente cuando la anchura del sendero lo permite y justo cuando termina el descenso, consigo alcanzar a Alvaro. El tramo técnico continúa un poco más y le saco algo de ventaja. Tampoco ayuda que se le pone delante un máster60 haciéndole tapón, que no consigue adelantarle. Yo sigo a mi ritmo, adentrándonos en un precioso tramo que va por un olivar. Voy tras un grupo que va muy fuerte, pero voy cómodo a su rueda. Pasamos al lado de un pobre que ha partido su cuadro, qué putada. Llegamos al segundo avituallamiento tras el cual empieza la segunda y última subida larga y fuerte de la carrera. Levanto el pie, me extraña que Alvaro me haya perdido la rueda. Y al llegar me cuentas sus penurias, jejee. Qué putada cuando alguien te tapona y no hay manera de adelantar.

Empezamos la segunda subida, pongo la altimetría del track para controlar la distancia y el esfuerzo. Esta vez sí trato de seguirle el ritmo, pero como a mitad de subida, veo a Muriel Bouhet, una ciclista francesa, que corre con el equipo Canyon a la vez que trabaja como reportera de deportes, escribiendo crónicas de carreras y pruebas de bicis. Y poder subir con ella hablando en francés es todo un lujo. La tía entrena por mi zona y nunca he tenido el lujo de coincidir con ella, así que compartir pedaladas y charla con ella por Buitrago es todo una gozada. La subida son una serie de zetas, y en una de ellas, Alvaro está en la horizontal siguiente y me pega un grito de "vamos!!! dale!!!" a lo que le contesto que "ya te pillaré, ya...". Me despido de Muriel, que va a un ritmo de relax (hoy no competía) y vuelvo a ritmo de carrera. Termina la subida de zetas por pista ancha para meterse en un sendero con más inclinación. Toca meter plato pequeño, bajar piñones para ganar cadencia y manejabilidad por un sendero que no conozco, y ante un imprevisto, mejor subir unos piñones y jugar con el plato pequeño.

Voy a rueda de uno, que consigo adelantar a la salida del sendero que nos lleva a una bajada por pista muy rápida y con una curva en la que salgo a por una parcela. NAda peligroso, frenada in extremis y vuelta al redil. Veo que no soy el único, porque el que iba por delante de mí también se ha ido de frenada. Y de repente, una pared. Unos 500mts de pared que nos adentra en una urbanización. Empiezo pedaleando, acabo metiendo plato pequeño, piñón grande y no sé...se me cruza un cable y acabo bajándome de la bici. No sé, me da miedo desgastarme estando tan cerca de la meta, y no llegar. Así que prefiero conservar algo de fuerzas que no ando muy sobrado. Veo a Alvaro coronando, pero a mí aún me faltan unos metros y le pierdo de vista. Tras este paredón, ya empieza la bajada final al pueblo, cruzando algunas calles de la urba, algunos repechos que se pasan volando, apretando las piernas. Y de repente la última bajada técnica de entrada al pueblo y veo a Alvaro a unos 500mts. Así que me dejo caer quizá arriesgando un poco de más y logro alcanzarlo para entrar los dos juntos a meta.

Muy contento al acabar la carrera. Contengo de haber podido seguir su ritmo, así que tan mal no voy a estas alturas de año. Habrá que ver si sigo así de "bien" unos meses más tarde. Edu llega al cabo de unos minutos, no mucho más que nosotros. Y terminamos la jornada con una buena comilona. La verdad, es que un día 10. Muy contento. No hay que olvidar que el recorrido ha sido recortado en longitud y altimetría. Quizá no habría tenido ritmo y fuerzas para el recorrido inicial, no sé...

sábado, 23 de julio de 2016

Fantasmeando en tierras andorranas (AOG 2016)

Pues no, no se está tan mal aquí en Andorra. Hombre, no es tierra para blandos, no. Aquí o subes o bajas. Y no, no hablo de subiditas tendidas o falsos llanos, hablo de rutas que no llegan a los 40kms en los que te cascas más de 1500mts de acumulado. Y como no, otra vez estaba por ahí Alvaro liándome para apuntarnos a una carrera, aprovechando que estoy viviendo aquí por unos meses. Se trata de la Andorra Outdoor Games, en dos modalidades: 50kms y 90kms con 2000mts y 3000mts de desnivel acumulado respectivamente. Y claro, a cuál nos íbamos a apuntar si no era a la de 90kms. La de 50 es para losers...sí, sí, "losers". Los meses de Junio y Julio no fueron muy allá y tampoco pude entrenar muy bien y al final....los dos valientes nos cambiamos a la modalidad de 50kms. Yo aún tenía la sombra de la Madrid Segovia sobrevolándome y no estaba para pruebas hercúleas y en el tiempo que llevaba aquí, ya me había enfrentado a las duras rampas andorranas y no estaba la cosa para cachondeo. Creo que con la de 50kms ya iba a tener suficiente. Al final pudimos hacer el cambio y bien, estábamos satisfechos.

Llegaba el finde de la carrera, Alvaro llegó el viernes a última hora, lo que nos dio tiempo justo para descargar el coche e ir a cenar al McDonald's de la Meritxel, que cerraba a las 23h...uuuhh!!! horario límite!!! Y nada, cenita rápida, comentar el viaje en coche y a casa a dormir, que mañana tocaba salir en bici, o eso creía. La idea que tenía era de subir al lago de Engolasters y luego rodar hasta Encamp para enseñarle un poco la zona, no iba a ser una ruta muy cañera. Pero en lugar de eso, dormimos hasta media mañana, desayuno e irnos de tiendas biciletiles. Es que vivo en una zona muy golosa, con varias tiendas de bici con mucha variedad en un radio de 1km a la redonda. La tentación es muy grande. De hecho hay muchas veces que salgo a dar una vuelta por la ciudad y me dejo la cartera en casa, sino me habría arruinado ya. Ir a recoger los dorsales y lavar las bicis para tener todo listo para el domingo. 

Ir a las carreras con Alvaro es una mala influencia para mí. Yo antes siempre llegaba a tiempo a las carreras, lo hacía todo bien, me levantaba a la hora y ahí estaba, en mi cajón, esperando a que diesen la salida. En Ibiza perdí el dorsal por irnos a mirar stands, ya en Monegros, nos colocamos más atrás de lo normal en el cajón porque "pa qué vamos a ir antes?" pero lo de hoy ya fue un cachondeo. Todo su culpa, jajajjaa. Bueno, algo de culpa tuve yo, pero quien escribe esto, se permite el lujo de poner su propia versión, jajaja. El principal error fue calcular mal el tiempo que tardaríamos en llegar hasta la Rabassa en coche. Primero un ligero despiste al tomar el desvío pasado Sant Julià y luego, que la subida no se hace tan rápido como pensaba. Resultado: llegar a la Rabassa con unos minutillos de retraso con respecto a la hora de salida, algo así como unos 20 minutos, minucias. Y claro, el coche te lo metes por el culo o lo aparcas en donde te digan los voluntarios, a 1km aprox de la salida. Sal del coche a toda hostia, termina de vestirte, casco, zapatillas, GPS, pulsómetro, etc, etc. Y ahí empezó nuestra carrera, teniendo que hacer ese último km de ascensión a fuego, para tratar de enganchar el grupo de la carrera.

Ya llegamos a meta calentitos y ya no había ni arco de salida, ni gente aplaudiendo, ni voluntarios ni nada. Solo los encargados del cronometraje que estaban guardando los aparatos con los que cronometran a la gente que cruza la meta al salir. Nos pidieron nuestros números de dorsal y "¡¡venga chavales!!! que han salido hace unos 20mins!!!". Así que apretamos de lo lindo, los primeros repechos en "danceuse", apretando fuerte, cruzándonos con algunos voluntarios que estaban en los desvíos iniciales y que ya volvían a la zona de meta animándonos. "Venga, vamos!!! vais los últimos!!!" Las pulsaciones a mil, tratando de forzar, pero no demasiado para no vaciarnos en los primeros kms y llegar sin fuerzas.

Después de los 2-3 primeros kms de subida del trazado de la carrera (además del kilómetro extra que llevábamos desde el coche) empezó la bajada y ahí nos dejamos caer como pollos sin cabeza. Apurando en las curvas, y para abajo a tumba abierta hasta que empezamos a divisar a los primeros últimos participantes. Y empezamos a adelantar... "¡¡por la izquierda!!!....¡¡por la derecha!!!!". Tras la primera bajada inicial, tocaba otra subida de unos 3kms, a ritmillo, sin forzar, y continuamos adelantando a gente. El riesgo que teníamos era de embalarnos al ver gente a lo lejos, que nos diera el ansia de acelerar el ritmo para adelantarles y vaciarnos antes de tiempo. Ya les adelantaríamos a su debido tiempo.

Tras esa primera subida, tocaba una de las bajadas más divertidas de la carrera, un sendero estrecho, cruzando un pinar, con el suelo húmedo, la tierra algo compacta, ideal para el agarre de los neumáticos. Aprovechamos aquí también para dejarnos caer grácilmente, pidiendo paso cuando era posible, adelantando a todo el que pudiéramos, tratando de no perder excesivo tiempo. Tras el sendero una pista rápida con horquillas que daba paso a Bescaran en donde estaba el primer avituallamiento y después a una carreterita de pueblo asfaltada que nos llevó a una de las subidas largas de la carrera. Allí ya había gente parada...joder, no llevábamos ni 20 kms y ya se paran?? a saber a qué hora llegarían a meta.

Un gustazo ir adelantando todo el rato a la gente. Nadie nos adelantó, vale que era porque habíamos salido tarde, pero bien podríamos haber pegado un bajón y desinflarnos, pero no, nos íbamos aguantando el ritmo. Yo de vez en cuando me pegaba algún calentón tratando de alcanzar a algún grupo que veía a lo lejos, pero relajaba un poco para esperar a Alvaro y así nos íbamos dando relevos. La pista nos llevaba desde España hasta Andorra y a medida que íbamos avanzando, me llegaban SMS avisándome del cambio de roaming. Y de aquí, tocaba la última bajada, la pista bastante rota, no era una trialera, pero sí que tenía bastante rocas por el camino, algún que otro salto y raíces. Entre tanto, una moto nos iba adelantando, despacito, animándonos a todos y al rato le seguía el primer clasificado del recorrido de los 90kms....habían salido a las 8h y llevaba 40kms más que nosotros y ahí iba el tío, como una rosa con pistones por piernas. Hay que decir que entre ese momento y mi llegada a meta, no vimos pasar al segundo clasificado de la 90kms....y eso que este tío no debe ser de los profesionales.

Lo mejor en estas bajadas es dejarse caer, sin tocar el freno, es mejor pasar volando por encima de las rocas y raíces que ir despacio frenando tragándote todos los agujeros del camino. Y así íbamos...pidiendo paso, el uno tras otro. Por donde pasaba yo, iba Alvaro detrás de mí y viceversa, en plan locomotora. Pero clavé freno en un desvío. Era un desvío que ya había tomado con un colega del curro del banco en mi primera ruta por Andorra, y que según el track de la carrera que había visto en días anteriores, estaba convencido que teníamos que tomar ese giro. Uno de los que habíamos adelantado se paró con nosotros y dijo que no había visto ninguna marca que indicara que había que desviarse. Así que continuamos todo recto sin desviarnos, volvimos a dejar atrás al hombre que nos había alcanzado a duras penas hasta que llegamos de repente al segundo avituallamiento....casi aterrizo sobre la mesa. Estaba colocada a la salida de una curva cerrada.

Un par de vasitos de coca cola y un trozo de plátano para el buche y a seguir. Ahora tocaba la última subida, unos 10kms de ascensión hasta los 2000mts en donde estaba la meta. Partíamos de unos 1300/1400 mts de altura. Ya conocía la subida de cuando subí al pic Negre, así que con tranquilidad. misma filosofía que en las anteriores subidas, ritmo constante, sin pretender acelerar la máquina, quizá conservador, pero lo suficiente para acelerar en los últimos kms. Llevaba la Madrid-Segovia en la memoria, recordando lo mal que lo pasé por apretar demasiado al principio. Me puse la altimetría de la carrera en el GPS para controlar lo que quedaba de subida, aunque tampoco hacía mucha falta. Lo miraba más por curiosidad que por necesidad. Pasamos por la pancarta de los últimos 5 kms y ahí empecé a bajar un par de coronas para acelerar el ritmo. Solo 5kms y conociendo la subida, esto estaba hecho. En algunos tramos un poco más empinados me ponía de pie sobre los pedales para pegar un último apretón hasta que la ascensión terminó.

Tocaba un ligero llaneo en el que intercambié unas palabras con otro competidor, para recuperarme un poco de las últimas rampas y luego ya volví al ritmo anterior. Llegamos a una bifuración en el que una mujer y el que debía de ser su hijo nos daban las indicaciones de qué camino coger. Había que tirar de frente, ¿pero por ahí? ¡¡sí, sí, por ahí...coged la trazada de la derecha!!! Joder, menudo paredón teníamos de frente. Una pared de 400mts y un 20% de desnivel en los primeros 100mts. Tras ese rampón, una zona llana que nos llevaba a meta en donde coincidimos con los que venían de la prueba de trail. La meta al fondo, tocaba apretar y ponerse a pedalear de pie. No iba a ganar la carrera, pero tampoco hay que dejarse llevar, no?

Al final, tiempo oficial 10º y tiempo real, 35º. No está mal, teniendo en cuenta que llegamos tarde, jeje. Por una parte, llegar tarde a la salida nos vino bien, no pillamos ningún tapón en las zonas estrechas, y pudimos ir a nuestro ritmo, sin dejarnos llevar por la gente que va más fuerte. Llegaron 157 y 48 no pudieron llegar. Los dos estábamos pletóricos, muy contentos, cansados lógicamente, pero no extenuados ni apajarados. Podríamos haber apretado más? quizá, pero fuimos al ritmo justo para disfrutar de lo grande.

sábado, 16 de julio de 2016

Aterrizando en Andorra

Bueno, precisamente "aterrizando" no sería el término ideal. Por motivos de curro, como siempre, esta vez tocaba expatriarse por una duración media. Menos tiempo que en Zurich, pero sí unos meses, por suerte partidos. La idea original era estar 4 meses y por suerte el plazo empezó a mediados de junio y se acabó alargando a cuatro meses y medio. Así que por ahora iba a estar un mes y medio y luego vuelta a casa para pasar el mes de Agosto. Así que ni tan mal. Lo bueno era que esta vez sí me podía llevar la bici, a diferencia de Zurich que el viaje fue por avión (aquí vine en coche) y sabía el tiempo que iba a estar de forma fija (no como en Zurich que era variable, incluso mi emplazamiento en cliente). El piso que me ofrecieron era como siempre, un business apartament, alargado, estrecho. Justo al entrar, en un recibidor muy estrecho, una cama bastante justa y encajonada. A continuación el pasillo con el baño, muy nuevo y remodelado y muy amplio. Y desembocando en la única estancia principal del piso con la cocina, una mesa comedor con cuatro sillas y la cama abatible.

Había oído que Andorra era el paraíso de la bici, del MTB así que una de las primeras cosas que hice fue investigar por wikiloc buscando rutas asequibles por la zona, rutas que salieran desde Andorra. Me dí una vuelta por las múltiples tiendas de bici que hay por la ciudad preguntando por clubs o por rutas. Y en la mayoría de las veces la respuesta era que las rutas de MTB buena son por la zona de la Seu d'Urgel, o subiendo con el coche a las estaciones de bike park, algo inasequible para mí al no disponer de coche.

Los primeros "baches" aparecen al cargar las rutas al GPS y tratar de seguirlos. No sé cómo los habrán hecho, si dibujándolos con algún programa o porque mi GPS no estaba bien calibrado, pero en la mayoría de las rutas que seguí el track no iba ni por la carretera ni por el camino marcado. Siempre iba por fuera. Acabé desactivando las notificaciones sonoras y los avisos porque iba siempre fuera de track y me volvía loco tanto pitido. Tampoco había mucha opción por donde perderse, así que bien. Empecé a conocer las zonas más cercanas a Andorra: subida a Sispony, la Comella, el lago d'Engolasters, PRECIOSO!!! con unas vistas alucinantes del valle de la zona de Grandvalira. Pero el principal problema es que estas rutas son principalmente de carretera, el 80/90% del recorrido era por asfalto, y yendo con la MTB es poco compatible y de ahí surgió un poco la chispa de la carretera que ya comentaré más alante.

Algunos colegas del curro compartían afición al ciclismo y me llevaron a hacer algunas rutas de MTB por la zona de la Seu, muy bonito con unos senderos espectaculares, pero supone 20kms de ida + 20 kms de vuelta, más la propia ruta. Eso limita un poco la elección de rutas. Bueno, quizá eso sea una excusa barata, pero en según qué ruta se hace, 20kms de subida tendida para volver a casa son mortales. Y en alguna ruta que me aventuré a bajar hasta la Seu, la vuelta a casa fue extenuante.

En estos primeros meses, con más luz de sol por las tardes, las rutas de "MTB" que más hacía era subirme hasta Engolasters y desde el lago ir hasta la subida de Portals d'encamp por una pista con unas vistas preciosas. Una pista plana, a media falda de la montaña, atravesando algún túnel. Me encantaba. Pero volvemos al mismo problema de siempre, el resto de la ruta era por carretera. Los caminos a tan baja altura eran inexistentes. La otra ruta de tarde, era la subida hasta el Pic Carroi...bueno, eso tenía pensado hacer hasta que me enfrenté a los primeros metros de subida y un ataque de moscas, por lo que tuve que desistir. Y la ruta quedó en subir a Sispony, y luego coger un poco la pista hasta su cruce con el arroyo que baja desde el collado de Montaner. Pero más de lo mismo, hago más carretera que montaña. Y vuelta a casa, que tampoco andaba yo muy sobrado de luces y me volvía con cierta penumbra.

Durante estos primeros fines de semana en Andorra, entre visitas, viajes fuera de Andorra y la Andorra Outdoor games, no me quedaron muchos fines de semana. Hice un par de rutas por la zona de La Seu, como he comentado antes, con muy buenas sensaciones. Unos senderos preciosos, interminables. Normal que la Seu tenga esa buena fama de rutas de MTB por la zona, disfruté como un enano y en más de una ocasión eché en falta no haberme traído la cámara para grabar el recorrido. Salieron algunas fotos, pero imposible captar con ellas el entorno. Pero la ruta heavy que más recuerdo fue la subida al Pic Negre. Fue una ruta que fui encontrando a trocitos por wikiloc. La subida al Pic Negre estaba trackeada, pero la bajada a Andorra la Vella no estaba muy clara. Pensé que al llegar a lo alto de la cima encontraría la manera de bajar, pero no fue así.

El Pic Negre es una cima que hay a unos 2821 mts. Esta es de las pocas rutas que hice por Andorra  por caminos y pistas en su gran mayoría, iniciando la subida desde la frontera hasta Arcavell y desde allí hasta la zona de Naturlandia, a unos 2000mts de altura. Esa subida ya te va calentando y te lleva ligeramente por encima de Naturlandia y justo llegando al top de esa subida, una fuente me salvó la vida porque me había quedado sin agua en el Camelbak, que en Julio ya pega fuerte el calor. Pero una fuente de la cual no habría cogido agua de la fuente directamente. Menos mal que llevaba una especie de potabilizadora comprada en Decahtlon que me libró de una buena. Desde entonces, siempre que hago una ruta por zona desconocida en la que aprieta el calor, la llevo conmigo.

Tras dejar atrás Naturlandia, se sigue subiendo hacia el Pic Negre por unas pistas que en más de una ocasión superan el 25% de inclinación. Ya se está por encima de la mayoría de los picos de Andorra y el ojo alcanza a mayor distancia y las vistas son impresionantes. Se llega a ver la zona del circo de Cerdanya, algunos de los picos más altos de Andorra y el pic Negre ahí a lo lejos. Mucho viento, muchísimo viento, lo que hizo incómoda la subida, pero finalmente lo logré. Pero el camino de bajada a partir de ahora no era muy claro. El track que tenía cargado en el GPS no tenía lógica, ya que me enviaba por el precipicio que hay al otro lado de la ascensión al pico. Había una pista que empezaba a bajar en dirección a Andorra y llegué hasta el final, pero lo que había más allá no me convencía. Un pequeño sendero se salía de la pista por la cuerda de una cima hasta una cruz blanca, pero a partir de allí nada. No eran horas de ponerse a explorar, y el tiempo parecía no acompañar. Así que me rajé y me dí la vuelta. Tocó remontar casi hasta el pic negre, aunque pude rodearlo un poco y volver a bajar hasta Naturlandia. Desde allí, para evitar tener que bajar otra vez hasta la frontera, decidí coger la carretera que baja desde Naturlandia hasta Sant Julià y desde allí ya a casa. De todos modos, aún no habiendo hecho la ruta que tenía en mente, salieron buenos números.

En resumen, estos dos primeros meses fueron interesantes, de investigación, salir a correr por las tardes y aprovechar los fines de semana para entrenar de cara a la Andorra Outdoor Games a la que nos habíamos apuntado Alvaro y yo. 90kms con unos 2000mts de desnivel. Siempre es más que lo que hice en Zurich, ya sea por parálisis al irme a un país distinto, o por el motivo que fuera.




sábado, 28 de mayo de 2016

Lección aprendida (Madrid - Segovia 2016)

Por desgracia esta iba a ser mi última carrera en lo que quedaba de año. Mi "calendario" (como si yo fuese un pro) terminaba en Segovia debido a temas laborales. Otra vez, como hace 5 años, me tocaba pasar una temporada fuera de casa en el extranjero en un país de montañas y naturaleza, aunque esta vez el idioma iba a ser más entendible que el alemán. Y además iba a poder aprovechar más la bici. Pero no quita que estuviese un poco desanimado y de bajón, y eso no es buena combinación para afrontar una carrera, y más en mi caso que el tema psicológico me suele afectar bastante en carreras (Tema a mejorar).

Ya había participado en la primera edición de la Madrid-Segovia, que pasaba por el puente de la Marmota y cruzaba la sierra por el puerto de la Fuenfría. Ese trazado me gustó mucho, me pareció bonito, técnico, divertido...sin embargo al año siguiente, debido a los kilométricos tapones que hubo en el paso de la Marmota, se cambió el itineratio. Ya ni se pasaba por la Marmota ni por el pto de la Fuenfría, con lo cual perdía todo aliciente que pudiera tener. Pero este año, se habían apuntado...bueno, habíamos engañado a un colega para que se apuntara, lo cual hizo, a lo que tuvimos que apuntarnos varios para no dejarle solo y quedar mal. Así que ya estaba apuntado para la 2016: salir de Montecarmelo por terreno conocido, pistear por tramos pestosos entre Tres Cantos y Colmenar viejo, vías del tren incluidas y cruzar la Sierra hacia Segovia por el pto de los Leones y el paso del arcipreste de Hita..

Las semanas previas, como he mencionado antes, no me levanté muy animado. Pero bueno, había que ir. Bajo a desayunar y sigo sin encontrarme muy allá, en un día normal de ruta, creo que me habría dado la vuelta a la cama. Me tomé la temperatura, por si acaso y daba 37,5º. Bueno, no pensé que fuese fiebre, así que nada, desayuné, desperté a mi chica que muy amablemente, igual que hace dos años, me iba a acompañar a la salida y recoger a la meta. Todo montado en el coche y en ruta para Montecarmelo. Esta vez no íbamos a hacer la tontería de aparcar el coche en todo el meollo, en vez de eso, me dejó a un distancia de seguridad de la zona de salida para luego poder irse con el coche sin mayor problema. En la salida estaban los colegas, Edu, Sergio y Alvaro ya colocados. Saludé sin mucho ánimo, no me encontraba muy allá. No sé, pensé que serían los nervios pre-carrera y el rollo del desplazamiento por el curro que no paraba de taladrarme la cabeza.

Pistoletazo de salida y me pongo a rueda de Alvaro. No salimos a fuego, pero sí un poco más rápido que el resto de la gente. Ya nos conocíamos los tapones que había entre Montecarmelo y los toboganes de la zona del Goloso, así que convenía apretar un poco al principio para luego rodar tranquilamente. Aún así tuvimos algunos parones leves, sin llegar a poner pie a tierra. Enseguida estábamos en la zona del Goloso, aunque veía que Alvaro iba fuerte y a este ritmo, ni loco iba a poder seguirle durante toda la carrera. Llegamos a la zona de los toboganes del Goloso y allí, la misma técnica que la anterior edición: ganar velocidad en la bajada, pedalear en la subida para tratar de mantener la velocidad y en un par de repechos que hay muy duros, un salto al suelo, tres o cuatro zancadas y volver a subirse a la bici. Ya lo hice en 2014 y me fue bien. Hay mucha piedra suelta, gente que de repente se te para delante, con lo cual se va mejor y sin riesgo corriendo. Alvaro no se bajó, aunque tuvo un pequeño resbalón en unas piedras que pilló mal, pero como iba detrás de él, pude darle un empujón para sacarle del apuro. Coronamos el último repecho y ya enfilamos hacia el carril bici.

Y ya en esa zona le perdí la rueda, le seguía con la vista, pero no con el ritmo. A partir de ese momento ya iría a mi ritmo, que la carrera era larga y no conocía la zona que había detrás del puerto de los Leones, nunca había ido por esa parte hasta Segovia. Pasamos por el fatídico sitio en donde se pegó aquella hostia un participante en 2014, dejando todo el camino ensangrentado. Y aproveché para dejarme caer hasta casi la zona del puente de la Marmota, logré adelantar a unos cuantos. Quizá no estaba bien físicamente para aguantar un ritmo fuerte, pero me veía bien en los descensos y en las zonas técnicas. Llegamos a un paso de riachuelo que iba bastante cargado y se veía a gente haciendo malabarismos para no mojarse, no fuese a ser que se fundieran cual terrón de azúcar. Si mi memoria no me engañaba, este iba a ser el único paso por un rio en toda la carrera, y frio no iba a hacer, así que no merecía la pena todo ese circo y el tiempo perdido en no mojarse. Subí coronas para cruzar el rio con seguridad y encaré la subida hacia Colmenar Viejo, en donde nos metieron por las vías del tren. Y si el riachuelo aquel iba cargado, la zona de las vías que siempre está encharcada lo iba a estar a lo grande.

Y no, no me equivocaba, desgraciadamente. Un buen par de kms completamente encharcados y como ya me lo conocía, la única solución fue subirme a las vías del tren, y pedalear por encima de las piedras, que con lo compactadas que suelen estar, no iba a ser mayor problema. Alguno trató de imitarme, pero se acabó volviendo al camino y al agua. No adelanté a mucha gente, tampoco me adelantaron, pero al menos iba seco. De las vías nos desviaron a la tramo de calzada romana que va hasta el puente medieval que hay por encima del Manzanares, por una zona técnica que es de las que menos me gusta de la zona, pero que se pasa sin mayor problemas. Y desde el puente medieval, tocaba la subida larga y tendida hasta el mirador que hay por encima de Manzanares el Real. El año anterior me acerqué hasta allí para hacer de liebre a un par de compañeros de la peña de Alpedrete. Y en 2014 cometí el error de subir por encima de mis posibilidades, pero hoy iba a ir de tranqui, pillé mi ritmo para afrontar los primeros repechos, y luego bajé unas pocas coronas para la zona de falso llano que hay hasta el alto y sin problemas. Llegué arriba sin estar desfondado, habiendo adelantado a algún que otro participante.

Uno de los avituallamientos de la carrera estaba antes de cruzar el embalse, que ya me lo conocía de la anterior vez y el agua muy fria no es que estuviera. Así que pasé de largo para pararme en la fuente de la ermita que hay entre la Pedriza y Mataelpino, que ahí sí que sale fresquita el agua, y así hacía un pequeño break antes de la subida heavy hasta Mataelpino. Un trocito de barrita, Camelbak repuesto y ala, vuelta a dar pedales. En mente tenía los tres próximos desafíos antes de llegar a Cercedilla, y los quería tener en mente para no calentarme y quedarme sin fuerzas.

De forma inmediata, tenía la subida hasta el avituallamiento de Mataelpino, que tenía sus tramos de duros repechos y una subida bastante técnica que, si quieres hacer montado, desgasta bastante. Por suerte, o por desgracia, el terreno estaba seco, así que no hubo que pelear contra el barro que hace casi imposible uno de los tramos técnicos antes del avituallamiento de Mataelpino. Pasé de largo el avituallamiento y aproveché un llanito que hay para pegarle otro mordisco a la barrita. Tras este avituallamiento, un descenso por un sendero bastante revirado con algunas piedras en ubicaciones putas que, si no conoces, es fácil que te las tragues. Y fue lo que le pasó al que me seguía. Empezó muy pegado a mí, pero enseguida me lo pude quitar de encima y encaré la subida por el sendero que lleva hasta la Barranca en solitario y tranquilo. Segundo punto a no desgastarse. Un sendero que va picando para arriba, con algunos repechillos que queman las piernas y una segunda mitad más técnica, con escalones, piedras y raices que llevan hasta la pista que sube a la Barranca. Y ya, por si esto no fuera suficiente, sin olvidar todo el tramo de subida que llevábamos desde la zona de Tres Cantos, ahora tocaba la parte más dura, en mi opinión, de esta primera parte del trazado. Una subida por asfalto, seguida de camino, desde el pueblo de Navacerrada hasta el restaurante la Fonda Real.

El primer año que lo hice iba de novato total, no conocía este trocito de recorrido y no me imaginaba que fuese a ser tan duro, y ahí me vacié un poco de más, penalizando así la subida a la Fuenfría. Pero esta vez, quizá pequé de reservón, pero no quise calentarme. Aproveché el ritmo suave para meterle algún mordisco a la barrita sin ahogarme y hasta la zona de los bomberos fuí a ritmillo, aprovechando que el asfalto te da esa facilidad de firme uniforme, por el cual puedes llevar la cadencia que quieras/puedas según tu condición física. Y ya cuando pasamos al camino, relajé un poco el ritmo. Los dos compañeros con los que había iniciado la subida a los bomberos se alejaron de mí, pero no quise seguirles para no desgastarme y fui de tranqui. Al final acabé pillándoles cuando llegamos a la pared que tanto temía. Fui subiendo con plato pequeño, coronas grandes, al tran tran, poco a poco, sin calentarme. Coronamos y ya bajamos hacia la fonda real, entrando en el tramo fuera de cronometraje, para el cual teníamos 30 mins....pero este año me parece que la cagaron un poco en este aspecto.

El primer año, al igual que éste, el tramo neutralizado empezaba en la fonda real, que hasta la zona de avituallamiento, era todo bajada. Sin problemas para nadie. Pero el cierre del tramo neutralizado en 2014 era justo al girar a la derecha para iniciar la subida a las Dehesas. Es decir, se salía de la zona de avituallamiento, y se cruzaba el pueblo por la calle principal, llana, sin desnivel, asequible para cualquiera. Sin embargo este año, el cierre de zona neutralizada estaba saliendo de Cercedilla, tras una subidita puñetera, ya iniciando la subida al pto de los Leones. No sé, creo que podrían haber acortado ese tramo, porque sus 10 mins o así te podía llevar el llegar hasta esa alfombrilla del chip.

Este año también me acordé de lo demasiado que comí la primera vez, así que esta vez, parada corta para no enfriarme, llevarme algo a la boca, pero sin llenarme ni encharcarme bebiendo. Y volví a emprender la marcha, esta vez hacia los Leones. Lo duro de la subida es corto, son unas pocas zetas al principio y luego ya afloja bastante. Para quien no conozca la subida, se le puede antojar dura, pero si se hace con tranquilidad, sin problemas. El problema es que, por muy mentalizado que estuviera, salí con el chip de "acabo de salir de Cercedilla" y se me olvidaron todos los kms que llevaba desde Madrid subiendo hasta Cercedilla. No es que me vaciara en la subida a los Leones, pero fui a ritmo, sin que nadie me aledantara, y adelantando a un par de tios que iban por delante mío. Incluso el tramo duro y técnico del repecho hasta el paso del arcipreste lo hice sin poner pie a tierra. Y claro, eso desgastó un poco.

La bajada del arcipreste a la pista del rio Moros estaba encharcado, con las piedras mojadas, así que ahí no arriesgué mucho. En algunos tramos quizá me dejé llevar y tendría que haber frenado un poco, pero por suerte no fue a mayores y no besé el suelo. Pero eso sí, en cuanto ví la pista, me salí del sendero. Aunque el track se suponía que seguía por el sendero, pasaba de seguir llenándome de barro. Algunos que me seguían hicieron lo mismo y otros siguieron por el sendero. No creo que hiciera trampas, no fui por un sitio más fácil o menos duro.

Empezaba a encontrarme raro, cansado. Al llegar a la valla de entrada al valle del rio Moros había un avituallamiento y paré. No parecía que hiciese mucho que había pasado por Cercedilla, pero andaba cansado. Había algo de fruta cortada y ya el hecho de masticar, me notaba rara la mandíbula, no, no son drojas sanas, jeje. Pillé algo de isotónica y un poco de fruta y seguí para abajo, en dirección al embalse de Revenga. Una bajada jodidilla, que me dejé caer y por poco salgo por orejas, una librada de las buenas. Alcanzamos la carretera que bordea el embalse. Sabía en dónde estaba, pero no lo sabía. Sí, sé dónde está el embalse, he pasado por ahí en multitud de ocasiones, pero no me hacía a la idea de lo que me faltaba por llegar a Segovia. Pero ni por asomo. A partir de ahí empezaría mi calvario de camino a Segovia. He tenido pajarones y bajones en rutas, pero nunca en carrera, al menos no tan heavy como la de hoy. Para salir de la carretera que bordea el embalse, tuvimos que hacer frente a un par de repechos. Enganchamos un sendero que tras cruzar un riachuelo, nos llevaba a otro rampón imposible y por afán de hacerlo montado en bici, peté. No era muy largo, pero las pocas fuerzas que guardaba se esfumaron. Bájate de la bici, recupera el aliento, empuja la bici hasta coronar el repecho. Ahora, enfilaba la cañada real soriana, terreno conocido, pero que fuese terreno conocido no suponía estar más cerca de Segovia, lo que volvió a engañarme. Estaba jodido, ya no había duda, las piernas sin fuerzas, sensación rara en el estómago, me costaba respirar...iba avanzando poco a poco, aprovechando que la cañada real soriana no tiene mucha pendiente, pica para arriba, pero se aguanta. O eso creía yo, porque al llegar a la zona llana, que daba paso a una serie de repechos me tuve que bajar de la bici y echar la pota. La primera vez que vomitaba en una carrera. No me encontraba, las barritas no me entraban y el agua la tenía que beber a sorbos por miedo a volver a vomitar.

La verdad es a partir de ese momento, navegaba por mares revueltos, iba un poco perdido. No me acababa de situar en el recorrido. Había mirado un poco por encima el trazado, pero no le había prestado toda la atención necesaria. En mi mente, el recorrido desde los Leones hasta Segovia era algo más sencillo de lo que iba a ser. A partir de ahora tocaba una zona rompepiernas, bordeando en ocasiones la AP6, zonas encharcadas en las cuales los neumáticos parecían quedarse pegados al suelo, zonas en las que me tenía que bajar y empujar la bici lastimosamente mientras veía como el resto de gente me adelantaba. Poco a poco me iba recuperando y se notaba que estábamos llegando al final, en donde la gente va algo más separada, porque los adelantamientos no eran muy frecuentes. En ocasiones algún grupo me pasaba como una exhalación, pero por lo general eran uno o dos los que me adelantaban. Me tenía que parar frecuentemente para recuperar la respiración, y eso que no iba a tope de pulsaciones. Simplemente, no podía. En los únicos tramos en donde intentaba apurar un poco, era en las bajadas, tratando de alcanzar a quien tuviera a la vista, aunque cuando el terreno se allanaba o se inclinaba hacia arriba, volví a perder segundos frente a mis predecesores.

Esto no se acababa...de vez en cuando pasábamos por algún punto crítico en el cual había algún voluntario señalando el desvío correcto, animándonos "venga!!! que ya falta poco!!!" (otra de las grandes mentiras del ciclismo). Pero ese "poco" no se acababa...y ahí seguía dando pedales, subiendo y bajando repechos que me agotaban cada vez más. Y las bajadas que había a continuación tampoco me ayudaban a recuperarme, así que afrontaba el siguiente repecho a medio gas. Y por si todo esto fuera poco, el eje de pedalier empezó a hacer un ruido de grillos de mil diablos, a cada pedalada crugía como si tuviera ahí metida una jaula de grillos. Normal, si no era un prado encharcado y embarrado, directamente tocaba cruzar una balsa de agua marrón y a estas alturas de la carrera, lo único que quería era acabar lo antes posible. Y por fin se hizo la luz...llegué al último avituallamiento de la carrera, ese en el que no paré en la primera carrera. Pero hoy no estaba el horno para bollos y paré, paré muerto de cansancio, necesitado de agua, líquido, lo que fuese. Pero el agua "mierdatónica" que me eché sabía a pis, menuda mierda! Me di cuenta al poco rato, así que estaba aún peor, sediento y con la boca rara. Apreté todo lo que pude para llega a Segovia, saqué fuerzas sabiendo que ya quedaba poco. Detrás de mí, se puso un chico a rueda, pero al poco rato conseguí separarme de él. Unos metros más alante, oía como se pegaba un revolcón, debió de pillar más uno de los múltiples charcos que había. Le grito si está bien, todo correcto, y continuo apretando hasta llegar a Segovia...muerto, desfallecido. Me ofrecen un botellín de agua, que apenas puedo tragar. Me siento un poco a la sombra a descansar. Vuelvo a revitalizar un poco, será por el subidón de haber llegado a meta.

Aproveché que no había mucha cola en la zona de lavadero de las bicis para dejarla limpia antes de meterla en el coche. Y ya entro en Segovia, comentando la carrera con otro chico que también anda algo fastidiado. Menuda mierda de trazado, mucho mejor el del año anterior, los avituallamientos pobres y cutres. Llegamos a las escaleras, voy bajando, me emociono al llevar una 29". La última vez que bajé por aquí iba con una 26" y no era lo mismo, jeje. Pero freno un poco, no vaya a ser que entre de bocas a meta, no quedaría muy fotogénico. Llego a donde está mi chica, y ahí ya me siento en el suelo, apoyado contra una de las columnas del aqueducto. En fin, luego llegué a casa, conducido por ella y andaba con mis 38 y pico grados de fiebre.... Pues sí que era fiebre lo que tenía esta mañana. Qué hemos aprendido hoy? que si hay más de 37º, uno se queda en casa y ya le pueden dar por saco a la ruta/carrera/o lo que sea. Eso, y que se me han quitado las ganas de carreras por una buena temporada.